El Magistrado es el símbolo viviente de los inestimables valores del orden y la justicia. Su buen nombre y acreditado prestigio son tan necesarios como su preparación científica y téanica, la pureza de sus intenciones y la honestidad de sus juicios. Nada mas laudable que el apasionado sentir por la justicia en el permanente anhelo de los jueces. En un estado de derecho la justicia es el pilar esencial garante d ela paz y custodio del bienestar social. Con justicia todo es posible, sin justicia solo cabe la anarquia y el desorden.
Aristóteles en Etica a Nicomaco concibe la justicia como la virtud perfecta.
Exagerado seria decir que el juez nace y no se hace, como el abogado; Mas aun asi, partiendo de la natural sensibilidad frente al Derecho y de la normal inserción en la vida real, no cabe duda, que la inclinación por el ejercicio de la función judicial supone una vibración espiritual y expresión de solidaridad , base o plataforma de la vocación judicial sobre la que se enraiza y crece el magistrado.
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